
El flujo
de energía en el ecosistema es abierto, puesto que, al ser utilizada
en el seno de los niveles tróficos para el mantenimiento de las funciones
propias de los seres vivos, se degrada y disipa en forma de calor
(respiración). En cambio, el flujo de materia es, en gran medida, cerrado
ya que los nutrientes son reciclados cuando la materia orgánica del suelo
(restos, deyecciones, etc.) es transformada por los descomponedores en
moléculas orgánicas...